lunes, agosto 27, 2007

Líneas de sol


Líneas de sol:
espectros rosados se mueven
en el crepúsculo,
silente milagro,
en forma de estrella de mar,
que se contrae al respirar.

Líneas de sol:
una más por estos espacios,
eternos,
tal vez juegos de arena,
repetidos,
en el palco escénico de mis días.

Líneas de sol:
llueve en este atardecer,
donde tu estío se confunde,
llegando al fin del camino,
e intacto de alegría,
vuelve a empezar...

Raffaello

Firenze, 22/23 agosto 2007

domingo, agosto 12, 2007

Lápara



Mi corazón hoy canta,
mi voz esta alegre…

Los prados tienen flores que huelen a ti,
podría hoy morirme,
después de haberte visto,
no pido ya mas…

Nicola Di Bari


Luz tenue que extrémese,
frió cruel.

Sobre la mesa:
sombras proyectadas,
por la luz de una lámpara.

Llanto,
angustia,
hambre.

Lejanía que no vemos,
senos tibios,
piernas en movimiento,
silencio...

Estiro el brazo,
abro la mano,
toco un punto blanco,
no alcanzo; me esfuerzo,
apago la lámpara.

Quedan los sueños y…
la violencia que no termina,
y tú, repasando movimientos,
sobre mi cuerpo.

Me quedo con un grito,
en un espacio... vacía:

¡Amor..., hasta pronto!.

elsy

miércoles, agosto 08, 2007

La silla de comprar



Existe un parecido con las tiendas de mi país, Colombia, -las tiendas de los pequeñas pueblos- en cuento la resistencia y el taller de relaciones humanas. No sucede lo mismo, con las tiendes de las grandes ciudades, allí se han montado monopolios familiares. Las familias poseen varias tiendas, en el mismo barrio. Lamentable, para mí, porque me gusta la vida de las tiendas, las que no imitan los grandes supermercados, donde podo ir a compartir y a tomarme una cerveza, charladita.


La silla de comprar

Gorka Andraka

Sin letreros luminosos. Sin ofertas. Sin escaparates. Incluso, sin nombre. La tienda de mi barrio lo tiene todo para ser devorada por estos miserables tiempos modernos. En la mañana, bien temprano, cuando Ana Mari levanta la persiana, ese sencillo gesto, abrir, supone toda una victoria. ¡Aquí estamos! ¡Aquí seguimos!

La tienda de mi barrio es chiquita aunque dentro cabe un mundo. Otro mundo. Detrás del mostrador, por ejemplo, entra una familia entera. Pequeños heroes empeñados en un negocio honesto, un trabajo decente. Del otro lado, sus vecinos. Mil y una historias. Nadie nos conoce tan bien, y escucha tanto, como nuestras tenderas. Conversación. Compañía. Vida.

Quién tenga tienda... que la desatienda. Cuatro de cada cinco compras de alimentos se realizan hoy en grandes empresas. El número de tiendas ha pasado de 95.000, en 1988, a poco menos de 25.000, en 2004. Cada día desaparecen en el Estado español once tiendas tradicionales. Colectivos de agricultores, ecologistas y consumidores han lanzado en abril una campaña contra las gigantes cadenas de distribución (www.supermercadosnogracias.org). Cuatro empresas y dos centrales de compra controlan el 70% del mercado. Y la plaga avanza. Durante este año, y el próximo, el Estado español será el que más superficie destine en Europa a centros comerciales: 1.93 millones de metros cuadrados (toda Gipuzkoa, 1.922 km2, sembrada de hipermercados).

La tienda de mi barrio es un espacio de resistencia. Un taller de relaciones comerciales humanas. Pese a sus reducidas dimensiones, junto al expositor de la carne, nunca falta una silla. Sola. Gastada. Pasada de moda. Un asiento salvavidas. Para descansar y hacer la compra sentado. Para mirar, contar, conocer a la gente de al lado... Esa misma silla, o muy parecida, tiene su sitio también en otras “tiendas de toda la vida”. Es el secreto de las pequeñas superficies. La gente se siente, y se sienta, como en casa. El día que Ana Mari no suba la persiana, que nos quiten su silla, la compra estará perdida. Vendida.

martes, agosto 07, 2007

Fantasia postimpresionista


Foto: Diana Furlani(Argentina)


Escribir versos de amor y de muerte, hablar de la luna que ya dejó de blanquear pensamientos libres en el ocaso... Escribir versos y dejar que broten las metáforas aunque ya no vuelen altas, las alas del recuerdo.

La noche sigue brindando voces de inaferrable esencia, pero ya se han ido casi todos los ángeles cantores, por lo menos los más inspirados, los de la tempestad, la nostalgia... y hasta los duendes van despoblando los bosques pintados de amarillo, simbólica luz repartida por los profetas, y todos alrededor vuelan bajo los cuervos, sobre los trigales... allá donde luces y sombras, más o menos, en la misma medida, ya nos han alcanzado.

Raffaello

Firenze, 27 Luglio 2007