Lejanía
Desde la lejanía que se prolonga
hasta la eternidad,
salta una sombre,
es la silueta de una figura,
que goza de reposo.
Poco a poco la sombra
se condensa,
levanta su mano lentamente,
y de su plano al mío,
de mundo en mundo,
con el lenguaje
de la eterna melancolía
se doblan los gestos.
Llega la hora: el adiós
Yo regreso con el traje
azul claro, sin tiznaduras,
con la cercanía de la soledad,
inventándome el baile
de amaneceres y ocasos...
Me atrae la dicha reparadora,
para otros sueños.
Elsy María
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