Y yo aquí, llorando lo perdido.
Cuando salgo a caminar, con el frio, un poco tibio de la mañana, encuentro belleza y olvido. Los pájaros ofrecen sonidos preciosos: hoy
escuche el cantar de uno de ellos, no se su color, ni su tamaño, me detuve, era
un lamento: Por qué tanta
tristeza en un pájaro que tiene como hogar el cielo, los árboles, ríos, flores,
piedras, aire. Me perdí en mis
pensamientos haciendo remolinos con ellos, fueron sólo imágenes construidas
por mí en esta mañana, cuando el olvido hace resistencia, como los cangrejos de
mar y de río que se arrastran con dificultad por
la arena de los acuarios.
Tomando de nuevo el rumbo hacia la quebrada me pareció que me faltaba
alguien, uno o 4.000 militantes de la Unión Patriótica asesinados por el Estado,
pensé que el día sería diferente ¿qué haría
el día deferente? me pregunté a mí misma y me respondí: La única deferente soy
yo, pero no, también ha cambiado el campo.
El arroyo con los días pierde su
murmullo, el puente por donde deberían transitar los campesinos se cae, los páramos
se secan, se agota la vida. Nada ha cambiado, todo es distinto y yo aquí, llorando lo perdido.
Me quedo con esta reflexión de
Jaime Pardo Leal, asesinado por defender un mundo mejor para todos: "Si
la muerte me sorprende no le tengo miedo soy un hombre dialéctico. El día que
me muera vendrán otros mejores a remplazarme"
Elsy
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