jueves, noviembre 23, 2006

Fantasmas en mi casa

Impalpable se desliza gastando los platos, el refrigerador y las sagradas imágenes en la pared, separando la sed del silencio.

Por fuera la lluvia recarga su esfuerzo, sobre el asfalto, y multiplica el frío recuerdo de huracanes barriendo banderas.

Se ha ido su presencia, su labio de impaciencia, el paso lento, la voz y los recuerdos, pero algo... algo que me atrevo a llamar fantasma sigue rondando entre el pasillo y la cocina. A veces, encuentro los trastes secándose en el lavadero, una mancha de rimel sobre el borde del lavabo, o en los crucigramas del periódico, ya resueltos.

La noche le agrega más manchas a la pared, tal vez, pálidas sombras que pretenden proyectar malos agüeros en mi porvenir.

Sigue deslizándose el fantasma derrotado, en este microsistema de sentimientos que no le pertenece.

Yo quisiera en mi porvenir una isla, desolada e inaccesible, para edificar puentes y demoler muros, tal vez ahí esté el amor de mis oníricas visiones.

Quisiera encontrar mi cama tendida, y una música nostálgica que suene, tal vez un fado portugués, y una noche de luna llena anterior a todas mis memorias. Alguien ha de haber vaciado mi cenicero, a lo mejor fue la misma sombra, sin sombra, que también me dejó el tapete sacudido y un puñado de recuerdos bajo las sábanas.

A veces me quedo esperando su paso espectral, pero siempre acaba ganándome el sueño, y otras manchas aparecen en la pared, nuevas sombras...ya las últimas.

Firenze, 18 gennaio 2003

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