miércoles, noviembre 08, 2006

Noticiero sobre la gran sinfonía universal del trovador desconocido

Solía contar sus sueños luna-trigal que aparecían en sus despertares en pleno día.

Solía contar todo lo que el vino le sugería en los momentos en que la guitarra le daba la melodía silenciosa de sus días, entre sueños movedizos y arenas ahogadas... Eran melodías silenciosas las que lo acompañaban: a veces un ritmo blues soplado en el saxófono de Gerry Mulligan le daba todas las palabras que necesitaba, a veces en cambio, se dedicaba a cosechar las palabras que había sembrado en los surcos del viento... y sin embargo, el resultado seguía siendo el mismo: se le formaban en
relieve las imágenes, a veces en palabras, a veces en melodías... más a menudo en palabras con música, que luego se atrevió a llamar canciones.

A menudo le llegaba la melodía que encajaba perfectamente con un puñado de versos que se le había brotado unas mañanas antes, desde su taza de café: pero ya eran para él los años en que su vista empezaba a abandonarlo, y para él era más fácil en esos
momentos tener al alcance una pluma o una guitarra que no sus anteojos... Anotaba así palabras sueltas y notas musicales en un pentagrama que luego podía olvidar en cualquier lado, sin que pudiera volver a leer lo que había escrito... Y fueron así
multiplicándose odas y estrofas, canciones y sinfonías, brisas y atardeceres , casi siempre esparcidos en apuntes fragmentados como un rompecabezas, donde siempre faltaba alguna pieza.

Los ángeles trovadores no quisieron recogerlo antes de que su labor pudiera darse por terminada, y fue así que pudo completar su "Gran Sinfonía Universal". Sí, llegó a completar una auténtica sinfonía, con violines y contrabajos, no le faltaba ni el viento ni el llanto, y también llevaban pan y rimas ...

Claro que no fue fácil encontrar todas las piezas: su vocación anarquista dificultó mucho la tarea, a quienes quisieron investigar sobre su obra. Se encontraron apuntes en sus libros como en las botellas abandonadas, en las olas del océano, otros apuntes los hallaron años después, en los cajones de su escritorio y en los de su mesa de noche... alguien revindicó, autógrafos, unos poemas, que el trovador les había enviado personalmente, sea por fax que por palomas
viajeras. Sus nietos subastaron unos pentagramas llenos de notas no siempre fáciles de identificar: dicen que tunía una pésima caligrafía.

Es que no tenia publicado nada, y los críticos fueron a buscar en los viejos baúles y en los infinitos archivos de Google, y hasta se contataron a unos arqueólogos para que fueran a buscar rastros de su "Gran Sinfonía Universal" en las ráfagas del viento que anuncia los huracanes caribeños, pero siempre faltaba alguna pieza..Solía ser una persona sumamente desordenada, pero hay que comprenderlo: no es fácil ser trovador de eólicas visiones, cuando se trabaja de cajero en cualquier banco, en una cualquier metrópolis del mundo occidental....

La reconstrucción de su Gran Sinfonía Universal se dio por terminada un día cuando se encontró el siguiente fragmento, en el bolsillo interior de una chaqueta de pana que le había pertenecido:

"...ya dejaré de buscarle
el final a lo infinito
la última nota
al cantar de las corrucas,
y las palabras al viento...
Es tan corta la vida
en esta tierra,
y más corto aún
el pensamiento conciente en esta vida
...que apenas puedo alcanzar
a afinar las cuerdas de una cascada
dentro de una gran sinfonía universal
donde no soy sino un granito de arena,
donde no soy sino el sueño parpadeado
de un violín que apenas nos introduce
a la melodía...
Dejaré de buscar entonces..."

Era un fragmento por supuesto, uno de los muchos fragmentos sin fecha que tenía desparramados por el mundo, muchos lo consideran su testamento, pero él espera que tarde o temprano salga a la luz algún fragmento más, para que los críticos vuelvan a
confundirse, para que su obra, su "Gran Sinfonía Universal" se pierda, se pudra en la tierra y vuelva a engendrar nuevas canciones, en las generaciones que vendrán...

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